“Los locos y los niños dicen siempre
la verdad, por eso se han creado
los manicomios y los colegios”.
Perich
los manicomios y los colegios”.
Perich
Si hay algo que siempre me ha dejado perpleja con respecto a los
niños es su capacidad para adaptarse a los cambios y el poco tiempo que logran
mantenerse enojados con una persona o respecto a una situación.
Honestamente tengo muchas partes de mi infancia bastante borrosas,
pero muchas cosas que recuerdo giran en torno a solo alegría o preocupaciones
tan pasajeras y fáciles de olvidar. Por lo general al ser niño no vives
preocupado por el futuro. Vas viviendo día a día, el momento al momento sin
pensar en lo que vendrá; sin tener miedo a las consecuencias. En cierto modo es
bueno estar consciente de las consecuencias de los actos, porque puedes prevenir
situaciones incómodas y/o problemas. Pero ¿qué pasa cuando tu vida misma se
vuelve un problema en si porque tienes miedo de todo lo que tenga que ver con
el futuro y lo desconocido?
Pienso que muchas cosas en la actualidad se solucionarían si
el ser humano no viviera asustado por lo desconocido. Las guerras son
ocasionadas por lo mismo, el de un país y sus líderes a quedarse sin ciertos
recursos. Las enfermedades, ocasionadas por sentimientos que no se saben
manejar, sentimientos que son desconocidos.
Un ejemplo que tengo muy presente para esto es mi hermano
menor. A pesar de no ser tan menor ya, tiene 16 años, sigue siendo muy infantil
en algunos aspectos. Es feliz con detalles y cosas tan simples. No le agobian
muchas de las cosas que a sus compañeros sí. Lo único que el necesita al día
para tener una sonrisa en casi todo momento, es tener un poco de tiempo libre.
Si logró entretenerse un rato con sus bloques de lego o considera que comió
algo delicioso, le basta para estar sonriente hasta que va a dormir.
Igual y no es un asunto de infancia o no su caso, pero me
recuerda a un niño de vez en cuando. Hasta el momento no ha pensado que quiere
ser de grande dice que decidirá cuando tenga que entrar a la universidad o que
si no le gusta la carrera que escoja se cambiará y ya.
Por mi parte trato de aconsejarlo en todo momento y apoyarlo,
tratando de no influir en su personalidad tan peculiar. Pero por otro lado quisiera
aprender muchísimas cosas de él. Me cuesta mucho trabajo no estresarme con todo
lo que tengo que hacer en un día. Mientras tanto lo veo a él haciendo todo a su
tiempo. Tarea cuando debe, comiendo cuando debe, ayudando en casa cuando debe. Sin
importarle en ese momento si aún tiene que sacar a pasear al perro, o si mi
mamá le pidió que fuera por cierta cosa a la tienda o si al día siguiente tiene
una exposición de la cual aún no se ha aprendido lo que dirá. Quizá él sabe que
tiene que hacerlo, pero sabe que no ganará nada poniéndose nervioso. O igual y
así es su personalidad y no analiza realmente cómo se comporta, quizás solo
goza de una personalidad muy relajada y saca provecho de ella.
Otra característica que veo en mi hermano es su capacidad de
perdonar. En un momento puede estar despotricando y pateando puertas, pero en
cuestión de media hora a una hora ya se le olvidó y está hablando contigo como
si nada.
Cuándo tenía él 8 años y yo 11, hubo una ocasión en que creí
que se enojaría conmigo por un mes. Él tenía un peluche de “Goofy” que adoraba
desde que tenía 4 años, pues se lo había regalado su madrina. Una vez que tuve
que hacer una obra con marionetas o peluches tuve que pedírselo para efectuar
mi papel. A fin de cuentas, después de la obra lo deje dentro de mi mochila,
pero ésta quedó entre abierta en lo que estaba en receso. Cuando volví el
peluche ya no estaba y jamás apareció a pesar de que hice esfuerzo por
encontrarlo durante casi dos semanas.
Lo difícil fue cuando tuve que decirle a mi hermano. Lo que
me daba más pánico era saber que su juguete favorito ya no estaba y era mi
culpa. Que era muy importante para él y sobre todo su significado. Sí se enojó,
obviamente, pues era su peluche favorito. Pero al cabo de una hora que le había
dicho, llegó a hablarme como si no hubiera pasado nada. No pude ocultar mi
perplejidad así que le pregunté si no estaba enojado todavía. Con la madurez de
una persona mucho más mayor me dijo que entendía que no lo había perdido a propósito
y que no importaba y me perdonaba.
Sinceramente conozco muy pocas personas a mi edad o incluso
mayores incluyéndome que puedan decir eso respecto de algún objeto que les es
muy importante.
Los niños son en muchísimas ocasiones personas con quienes es
muchísimo más fácil convivir. Saben lo que quieren y no dudan en decirlo, saben
cómo y cuándo lo quieren no dan vueltas al asunto. Por lo general no tienen
miedo de las consecuencias trascendentales de sus acciones. Son honestos,
compasivos, amistosos, creativos, inocentes, fáciles de contentar y hacer
felices. Si un niño te regala algo es porque quiere hacerlo, no espera nada a
cambio. Lo hace porque es algo que le gusta a él y lo hace feliz así que le gusta compartir esa felicidad con otras personas.
En estos casos hablo de niños a muy tempranas edades, pues lamentablemente a
partir de los 6 años empiezan a aprender ciertas conductas no deseables de los
adultos, como la envidia, a decir mentiras, etc.
Así que realmente pienso que todos deberíamos intentar
aprender un poco de los niños, o más bien recordar como éramos en ese entonces.
No siempre, claro está, pero sí en ciertas ocasiones, tal como a la hora de
pedir perdón o perdonar a alguien; para no tener ese rencor o enojo que a fin
de cuentas es cada quien el que sufre con ese sentimiento. No perder esa
creatividad que quizás a muchos de nosotros nos fueron quitando cuando decían
que no podrías pagar comida dibujando o que sería extremadamente difícil. Lo que la gente no se pone a pensar, es que un niño que
dibuja o recorta o hace figuritas con servilletas planea vivir de eso. A un
niño ese tipo de actividades solo le parecen entretenidas y divertidas, no
quiere decir que piense vivir de eso cuando crezca.
Si no es rentable, ya se dará cuenta el solo. Pero si alguien
más se lo dice únicamente irá perdiendo su creatividad, se irá limitando a sí
mismo. Buscando actividades no porque le guste o quiera hacerlo, sino porque le
dicen que es lo mejor para él sin cuestionarse.
Lo que pasará cuando sea grande es que tendrá resentimientos
quizás contra sí mismo, o contra quien le dijo que no podría ser o hacer tal
cosa. O tendrá problemas al conseguir ciertos empleos porque aunque sea
ingeniero o doctor las compañías buscan creatividad a la hora de solucionar
problemas. Y más si desea crear y establecer su propia empresa, se necesita
muchísima creatividad para iniciar algo desde cero, así sea un puesto de tacos
o una cadena de fábricas de ropa.
Creo que casi la mayoría de las personas podría estar de
acuerdo conmigo en que sería un mundo mejor si conserváramos un pensamiento
infantil a la hora de resolver problemas.
Las guerras no serían guerras, se transformarían en diálogos.
Ambas partes estarían dispuestas a escuchar atentamente y a proponer soluciones
razonables. Un adulto se deja llevar por emociones más fuertes aparentemente
como el enojo, la tristeza, el rencor y el miedo. No habría tantas enfermedades
porque sabríamos cómo manejar muchas de nuestras emociones. También muchos
problemas comienzan porque no se dice lo que se debe decir. Si algo no te gusta
no sueles decirlo tal cual porque está mal visto, o simplemente porque ¿qué van
a decir de ti? La gente sería más feliz sin tanto estrés, pensaría en el día a
día. Cosas como el trabajo y ciertas actividades se tienen que seguir haciendo
pero no hay porque pensar demasiado en ello.
Conozco gente que vive espantada porque se va a acabar la
gasolina en unos años. Si es un problema que se acabe la gasolina pero siempre
habrá otras alternativas, hace años no se sabía de su existencia y la gente
vivía tranquila sin ella.
Lo que yo haré con respecto a mí es que tratar de cambiar a
partir de ahora cosas que sé que hago mal. Lo importante es darte cuenta que
estás mal.
Es bueno en muchas
ocasiones reunirte con personas de las que sabes que puedes aprender, no sólo
sobre una asignatura o tema, sino experiencias, comportamientos y conductas que
te servirán en el futuro. Ancianos que no hicieron una carrera son fuentes de
sabiduría invaluables. No podrán saber mucho de una historia que venga escrita
en los libros, pero sabrán algo mejor porque quizás ellos estuvieron en el
mundo cuándo aquella guerra o movimiento estaba sucediendo.
Tal vez no pueda cambiar el mundo yo sola, pero creo que si
pongo mi granito de arena, junto con algunas otras personas que piensan como yo
podremos ir generando un cambio a la humanidad.
Carmen Rivera Jiménez
Me ha gustado mucho tu escrito sobre la infancia. Creo que tienes demasiada razón al decir que uno cuando crece se olvida de toda esa alegria que se tiene cuando se es niño. De tu escrito aprendí que no se tiene que dejar de ser niño y vivir en preocupasiones tan insignificantes ya que todo tiene solución al final!! (:
ResponderEliminarLa despreocupación de los niños los vuelve únicos. No le temen la mayoría de las cosas que los adultos sí. Además, pueden vivir muy felices con detalles simples; me gustó que aclararas este punto con el ejemplo de tu hermano
ResponderEliminarMe gusto mucho tu escrito, porque tienes mucha razón en que las personas jamás nos debemos de olvidar de aquellos momentos felices.
ResponderEliminartienes muy buen estilo y muy buena redacción, extraño der niña y vivir despreocupada , que mi única preocupación era no aburrirme. muy padre este texto
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